En los últimos 50 años, las actividades humanas han provocado modificaciones de los ecosistemas más rápidas y más importantes que en cualquier otro período de la humanidad y una pérdida sustancial de la diversidad biológica en la tierra, en gran medida irreversible. Las consecuencias escalan el desafío más allá de la protección de algunas especies emblemáticas y posiciona la conservación de la biodiversidad en primera línea de las preocupaciones ambientales.
Los centros urbanos tienen el desafío de preservar y fortalecer su capital natural revitalizando la diversidad biológica y contribuyendo de ese modo a la mitigación y adaptación al cambio climático. Desde un enfoque sistémico, que promueve la sinergia entre la sostenibilidad urbana y la gestión de los servicios ecosistémicos, RIL apoya los gobiernos locales en el diseño de soluciones basadas en la naturaleza y el cuidado ambiental para convertirse en ciudades de la Biodiversidad.
A través de esta línea de trabajo las ciudades abordan desde una perspectiva estratégica la agenda de la biodiversidad para aumentar su sostenibilidad y resiliencia. Frente al universo de posibilidades para hacerlo, la propuesta es comenzar por la conservación, diseño y regeneración de espacios públicos biodiversos.